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A inicios del año 2019, Estancia Cerro Guido se propuso un ambicioso objetivo: buscar el camino para hacer compatible la ganadería con la conservación de la biodiversidad en una de las regiones más inhóspitas del planeta,
y el límite más austral de las poblaciones del puma.
Conoce nuestra historia aquí:
Históricamente ha existido un conflicto entre la fauna silvestre y la ganadería. La competencia entre la ganadería y las poblaciones locales de guanaco comenzó a surgir y éstos últimos a ser cazados por el humano.
Como consecuencia, el puma, al encontrar menos presas naturales que consumir, comenzó a depredar sobre el ganado doméstico, comenzando así un conflicto que continúa hasta el día de hoy.
Con el pasar de los años, las estancias fueron creciendo y ocupando sectores silvestres habitados por el puma, lo que intensificó la interacción. En sus inicios, una sola estancia podía perder el 10% de su producción anual. En represalia, los pumas comenzaron a ser perseguidos y matados. En la década de 1920, los registros de una única estancia muestran que se dio muerte a 84 pumas en tan solo un año.
A pesar de estar protegido legalmente en todo el territorio nacional, el puma continúa siendo perseguido y cazado. Esta es una realidad que ocurre no sólo en Patagonia, sino en casi la totalidad de la distribución del felino en el mundo
